El Día de la Madre se celebra en gran parte del mundo, pero en fechas distintas para cada país. Lo que sí se ha establecido como consenso es que el día sirve para rendir homenaje a la maternidad, ya no tanto como un factor fundamental para la construcción de la familia, sino más bien como un proceso simbólico e históricamente asociado al amor, al esfuerzo, a la comprensión y a la ternura.
Al contrario de lo que se suele pensar, la tradición de celebrar el Día de la Madre no tiene su origen en la época contemporánea. De hecho, las civilizaciones antiguas ya rendían culto a la figura de la madre.
Por ejemplo, en la Antigua Grecia, Rea no solo era la diosa de la fertilidad y la maternidad, sino que era considerada la madre de la humanidad por haber dado a luz a Hestia, Hades, Deméter, Poseidón, Hera y Zeus. Es por ello que, cada año al inicio de la primavera, los griegos celebraban un festival para venerar a esta deidad. Así mismo, en Roma se realizaban rituales similares para homenajear a Cibeles, diosa de la tierra, y en Egipto se honraba a Isis, la Gran diosa madre.